Cada 13 de enero se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión.

Se trata de una jornada dedicada a sensibilizar, orientar y prevenir esta patología que afecta a alrededor de trescientos millones de personas de todas las edades a nivel global, de acuerdo con el relevamiento efectuado por la Organización Mundial de la Salud, OMS.

Los grupos etarios donde principalmente se manifiesta son los adolescentes y los adultos mayores, y está considerada como la primera causa de discapacidad.

¿Cuáles son sus características? Estado de ánimo bajo, tristeza, falta de motivación, de esperanza, de energía, de ganas de disfrutar… Puede presentarse acompañada por alteraciones en el sueño y en el apetito, baja autoestima, ansiedad, sentimientos de culpa, e inconvenientes para concentrarse. Asimismo puede generar estrés, fobias, trastornos obsesivos compulsivos, patologías cardiovasculares, y según la profundidad del diagnóstico, puede conducir al suicidio.

Se desconocen las causas que la originan, pero la ciencia logró avanzar en la identificación de los factores que pueden incidir en su desarrollo, los que pueden ser: genéticos, bioquímicos o situacionales.

Es decir: antecedentes propios o familiares, estructura hormonal, vivencias traumáticas, dificultades económicas, desempleo, pérdida de un ser querido o de una mascota, divorcios, el hipotiroidismo, la mononucleosis, y el bullying, entre otras afecciones pueden propiciar sintomatología depresiva…

Y en los últimos dos años, debido a la presencia y persistencia del Covid-19 y las medidas restrictivas, como la cuarentena prolongada dispuesta en nuestro país, provocaron la multiplicación de los casos. Entre el treinta y el cuarenta por ciento de la población experimentó o experimenta cuadros depresivos, los que se ven agravados por la incertidumbre por los salarios que no cubren la inflación, la falta de trabajo, las olas de calor, la falta de suministro eléctrico, etc…

Pero volviendo a la pandemia, y algunas de sus consecuencias: siete de cada diez jóvenes que padecieron el confinamiento, comenzaron a enfermar de depresión. Los especialistas y profesionales en la materia, sostienen que la pérdida de contacto diario con la escuela, los amigos, compañeros de tareas, el personal docente, el aprendizaje de día a día…y la falta de actividad deportiva, fueron y son, los tristemente grandes motivadores de esta realidad.

Los niños y niñas también sufrieron la soledad, el encierro, el alejamiento de la escuela y las complejidades de la enseñanza vía zoom. El proceso educativo fundamental y trascendente para cada individuo supera ampliamente el uso/abuso de las pantallas.

¿De qué manera se puede enfrentar la depresión?
Ante la aparición de cualquier síntoma, como los que mencionábamos en el comienzo de la nota, consultar de inmediato a un profesional de la salud mental.

Otras sugerencias para tener en cuenta: fortalecer el pensamiento positivo, practicar la interacción social, y el estilo de vida saludable.

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