Miguel Barnes, propietario de la barbería y museo “La Época”, fue declarado personalidad destacada de la Ciudad. El diputado Claudio Cingolani (por el frente Vamos Juntos), fue autor de la declaración y afirmó necesario “que tan digno e histórico oficio, tenga su reconocimiento”, encarnado en Barnes. Y recordó que “en los tiempos del Virreinato los porteños se juntaban en las pulperías, las barberías y los atrios de las iglesias”.

Daniela Beatriz Mesplede, integrante de la Junta Comunal 10, rememoró que Barnes “hace más de 3 décadas mantiene la memoria de la barbería”, ya que, en su establecimiento con sus repisas vidriadas, tiene más de 2000 artefactos vinculados a la estética capilar que fue coleccionando. Consideró al homenajeado “un soñador nato” al que “le sobra esfuerzo y tesón”.

Barnes agradeció los presentes y a la Legislatura porteña “porque me ha destacado como un vecino”. El Salón Dorado estaba repleto de amigos y barberos y recordó que “fuimos los primeros sacadores de muelas”, ya que “en este oficio nos ocupamos de la gente y en otros tiempos combinaban labores que hoy se han profesionalizado como la de traumatólogos o enfermeros”.

Miguel Angel Barnes explicó que el 22 de enero de 1605 arribo al puerto de Santa María de los Buenos Aires el portugués Manuel Álvarez, el primer rapabarbas. Esa fecha es la que impulsan para establecerla como “el Día del Barbero” y adelantó que se tratará en la primera sesión 2020 del Congreso Nacional el proyecto de ley.

Barbería y museo “La Época”

Barbería y museo “La Época”

Sobre la barbería “La Época”

Está ubicada en Guayaquil 877 y fue inaugurada el 7 de agosto de 1998. Cuenta con unas 900 navajas de barbero, un pote de gomina Brancato de 1920, frascos de colonia Atkinson y hasta un artefacto para hacer sangrías, ya que antes se hacían cirugías menores, entre otros llamativos objetos. Los sillones de “La Época” son: uno de madera con esterillas de ratán de la India de 1899 y otro que perteneció a la tienda Gath & Chavez, de 1905. Un enorme espejo de 1911 y los fomenteros listos invitan a los clientes a la clásica afeitada señorial, una ceremonia que incluye paños, doble pasada y colonia. Como si fuera poco, todo es amenizado con una variedad de anécdotas históricas del “conde del barrio de Caballito”.

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