El 17 de julio de 1893, el diario “La Prensa” anunciaba: “La Intendencia Municipal ha aprobado los planos para la construcción de un gran mercado parroquial que se levantará entre las calles Moreno, Pichincha, Matheu y Alsina. Se llamará “Mercado Ciudad de Buenos Aires”David Spinetto (que había llegado de su Génova natal en 1858), quien iniciaba el proyecto, sería su propietario exclusivo.

Don David Spinetto se estableció junto con sus hermanos en la manzana donde hoy se levanta el Congreso Nacional, donde instaló un corralón de materiales. Más tarde compró un campo en Olavarría, donde explotó la piedra caliza y fabricó en sus propios hornos la llamada “cal de Azul”. Dueño de una importante fortuna, decidió retirarse del ramo de la construcción, vendiendo al Estado la manzana del Congreso, y comprando una fracción de terreno conocida como “Jardín del Pensamiento”, ubicada entre las actuales calles Alsina, Pichincha, Moreno y Alberti. Allí inició la construcción de un mercado, destinado especialmente a la venta de alimentos.

El 28 de julio de 1894, un año después, el mismo diario resaltó el gran evento: “Tiene lugar hoy la inauguración del Mercado Ciudad de Buenos Aires, construído (…) bajo la dirección del arquitecto constructor señor Juan Balestretti”.

Había unos setenta locales destinados a negocios y puestos de fruta. Se construyeron pabellones “montados al aire sobre columnas de fierro, que dan cabida a 221 puestos”, explican artículos de la época.

Todas las construcciones, tanto interiores como exteriores, se habían levantado sobre sótanos aireados y con luz suficiente, con materiales de primera calidad, muchos de ellos traídos de Europa. Así, debajo del mercado existían sótanos donde estaban las maquinarias de vapor generadoras de electricidad y el gran frigorífico para conservar carne, verdura y fruta (actualmente el subsuelo está transformado en estacionamiento).

También había dos grandes galpones, el que se utilizaba como depósito de los mayoristas, sobre el frigorífico, y el de las ventas en remate, que era el techo de la instalación de las maquinarias.

Sobre la entrada de la calle Matheu había una plaza de mil cien metros cuadrados, para el estacionamiento de las carretas que descargaban los productos, que desde el depósito se llevaban al mercado por el antiguo túnel que todavía atraviesa la calle Matheu. Entre 1920 y 1934 existió un pequeño tranvía que trasladaba la mercadería desde el ferrocarril hasta el mercado.

En el lugar se instalaron comerciantes mayoristas, la mayoría italianos y españoles, mientras que en los puestos minoristas trabajaban muchos judíos y árabes. La actividad del mercado era casi permanente y se iniciaba con la descarga de la mercadería en la madrugada. Hasta 700 carros por día llegaban trayendo los productos frescos de las quintas.

Muchos trabajadores prácticamente vivían en el lugar, instalados en una hilera de cuartos que se alineaban en la planta alta. El Spinetto fue, en un tiempo, un mundo con leyes propias, donde se juntaban inmigrantes, jornaleros, gente que vivía de las sobras, cafishios y compadritos. Cientos de historias con fondo de tango y canzoneta italiana.

En 1983 se abrió el Mercado Central, y los mayoristas debieron abandonar el Mercado de la Ciudad. En 1986, la Cooperativa El Hogar Obrero tomó posesión del lugar, y dos años más tarde -tras una remodelación- inauguraron el Centro del Spinetto, que fue reinagurado en diciembre de 1992. Luego de la quiebra del Hogar Obrero, fue reinaugurado una vez más, ahora como Spinetto Shopping, en manos de los Supermercados Coto.

“No hubo verdadero reciclado” explica el arquitecto Raúl Piccioni, estudioso de los mercados del siglo XIX-. “Sólo se conservó la fachada. Se tiró todo abajo. Yo ví un terreno vacío y excavadoras. Ni siquiera hubo un plano de demolición. Si dejaron algo de la vieja estructura, al entrar no se nota”. Se rehizo en función de la utilidad que se le iría a dar: un shopping.

Podrán ilusionar con una fachada reestablecida, cirugía y maquillaje. Pero jamás pretender que a un edificio que fue desprovisto de su estructura arquitectónica de base se lo considere parte del patrimonio nacional.

Tiene más de cien años, si, pero en esencia no es el mismo. No es un monumento histórico, y dificilmente lo sea alguna vez, ya que no cumple con los estrictos criterios que utiliza la Comisión Nacional de Monumentos Históricos. Apenas se podrá contemplar lo que fue el mercado en las viejas fotos que adornan los pasillos del Spinetto.

Secciones

Archivo de Entradas

Sitios Amigos

Sitios AmigosSitios Amigos
© Copyright - HOLA Caballito